Una bota walker viene a ser coloquialmente una escayola de toda la vida, con la ventaja de que permite el movimiento controlado del tobillo y es mucha más cómoda, y ajustable.
Si hablamos de efectividad en la recuperación, acelera el periodo de recuperación de la lesión y así evitamos una gran pérdida del tono muscular. Al ser extraíble el walker ayuda mucho a una rehabilitación del musculo, si así fuera necesario.
Si el traumatólogo lo decide el walker también nos dará la posibilidad de realizar una carga total o parcial desde un primer momento.
Al contrario que las escayolas el walker si nos permite una retirada para la higiene, para dormir o para poder realizar curas de alguna herida que tengamos.
Tipos de walker:
Largos o cortos – Según la lesión se elige una longitud u otra.
Articulado o fijo- Según la lesión se puede mantener a 90º o que sea móvil bajo prescripción médica.
Diferencias entre un walker largo y corto:
La bota walker corta se utiliza en lesiones que afectan al pie y la bota walker larga está más indicada para lesiones en tobillo, tibia y/o peroné.
En estos momentos de confinamiento, ir al hospital es una misión complicada y arriesgada. El walker es una opción muy interesante, si queremos olvidarnos de nuestra escayola y férula.
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