Silla de ruedas ligera o económica ¿Cuál conviene más?

Silla de ruedas ligera de aluminio

Silla de ruedas ligera o económica ¿Cuál conviene más?

Qué significa realmente que una silla sea ligera

Significa que está pensada para facilitar el movimiento, hacer más fácil la vida diaria y reducir el esfuerzo de quien la empuja o la usa. Normalmente se fabrican en aluminio, magnesio o fibra de carbono, materiales que ofrecen la misma resistencia que el acero, pero con menos peso.

Una silla de ruedas de aluminio suele pesar entre 12 y 15 kilos. En cambio, una de magnesio o fibra de carbono puede bajar de los 10. Esa diferencia se nota al subir una rampa, al guardarla en el coche o simplemente al girar sobre sí misma. Una silla ligera mejora la autonomía y reduce el desgaste físico, algo esencial si se usa varias horas al día.

Qué caracteriza a una silla de ruedas económica

Las sillas económicas suelen ser las de acero. Son robustas, resistentes y muy estables, aunque más pesadas. Resultan adecuadas para un uso puntual o temporal, como en recuperaciones o tras una cirugía. Su gran ventaja es el precio: pueden costar la mitad o menos que una de aluminio o magnesio.

El acero, sin embargo, tiene un inconveniente: pesa. Una silla de acero puede superar los 18 kilos. Eso hace que subirla a un coche, pasar bordillos o moverse por casa sea más exigente. Además, al ser menos ajustable y más rígida, no siempre resulta cómoda para un uso prolongado.

Silla de ruedas de acero, aluminio, magnesio o fibra de carbono:

Cada material ofrece ventajas distintas. Las sillas de ruedas de acero son las más económicas y resistentes, pero también las más pesadas. Las de aluminio representan el equilibrio entre ligereza y durabilidad, y son las más comunes en ortopedias. Las de magnesio suponen un salto de calidad por su ligereza extrema, y las de fibra de carbono marcan el máximo nivel en cuanto a diseño, ligereza y rendimiento.

Las sillas de ruedas de fibra de carbono, por ejemplo, apenas pesan 6 o 7 kilos, y están pensadas para usuarios activos o deportistas. Las de magnesio, algo más asequibles, combinan comodidad y ligereza sin llegar a precios tan altos. El aluminio sigue siendo la opción más recomendada para el usuario medio por su equilibrio entre coste, resistencia y facilidad de mantenimiento.

Precio, mantenimiento y durabilidad

Una silla económica de acero puede costar entre 150 y 300 euros. En cambio, una de aluminio ronda los 200 o 400, y una de magnesio o fibra de carbono puede superar fácilmente los 800 o incluso los 2.000 euros. Aun así, el precio se justifica si la persona la usa cada día. En ese caso, el ahorro de esfuerzo y tiempo se traduce directamente en calidad de vida.

En cuanto a durabilidad, una silla de acero puede aguantar años, pero el peso y la oxidación pueden ser un problema. El aluminio y el magnesio resisten mejor la humedad y el uso continuado. La fibra de carbono, además, no se oxida y mantiene su rigidez durante más tiempo.

¿Se pueden conseguir gratis o subvencionadas?

Las sillas de ruedas no se consiguen gratis, pero sí pueden estar subvencionadas. El sistema nacional de salud español cubre parte del coste si hay prescripción médica y la compra se realiza en una ortopedia concertada. El importe subvencionado varía según la comunidad autónoma y el tipo de silla, pero en muchos casos cubre entre un 40 y un 70 % del total.

Las sillas de fibra de carbono o magnesio, al ser consideradas de gama avanzada, suelen recibir una ayuda menor. Aun así, conviene informarse, porque incluso una subvención parcial puede marcar la diferencia en la elección final.

Por qué deben comprarse solo en ortopedias

Las sillas de ruedas son productos sanitarios. Por eso, deben venderse exclusivamente en ortopedias autorizadas. Allí el profesional toma medidas precisas, adapta los reposapiés, el respaldo y la posición del eje, y aconseja según el uso y la condición física del usuario. Comprar una silla por internet sin valoración previa puede resultar más caro a la larga si no se ajusta bien.

En la ortopedia también se gestionan las subvenciones públicas, algo que no puede hacerse en tiendas genéricas. Y, sobre todo, se garantiza que la silla cumpla las normativas europeas de producto sanitario y seguridad.

Cómo elegir según el uso y el estilo de vida

Para quien usa la silla pocas horas al día o en momentos puntuales, una de acero puede ser suficiente. Para quien depende de ella a diario, conviene invertir en una más ligera. Las sillas de aluminio y magnesio reducen la fatiga muscular y facilitan la movilidad, sobre todo en interiores o trayectos frecuentes en coche.

Si el usuario busca máxima agilidad o practica deporte adaptado, la fibra de carbono es la mejor elección. Cada material responde a un perfil diferente, y esa adaptación individual es lo que marca la diferencia entre una silla útil y una limitante.

Bibliografía y fuentes consultadas

  • Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Catálogo de Prestaciones Ortoprotésicas del Sistema Nacional de Salud (2024).
  • Consejo General de Colegios Oficiales de Fisioterapeutas de España. Recomendaciones sobre ayudas técnicas.
  • Asociación Española de Ortopedia Técnica (AEORT). Guía técnica de sillas manuales y eléctricas (2023).
  • Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física. Manual clínico de valoración y prescripción ortopédica.

 

Redacción técnica

Técnico Ortopédico titulado por la Universidad Complutense de Madrid

 

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