Silla de ruedas de Magnesio: ¿En qué se diferencia?
¿Qué material es mejor para una silla de ruedas?
Influye en su peso, resistencia, maniobrabilidad, durabilidad, y hasta en la comodidad del usuario. Cuando alguien entra en la ortopedia con la duda sobre si es mejor una silla de ruedas de acero o de aluminio, o si merece la pena la inversión en una de fibra de carbono, mi respuesta siempre es la misma: depende. Pero si añadimos el magnesio a la ecuación, la conversación cambia.
Sillas de ruedas de acero: robustas, pero pesadas
Las sillas de ruedas de acero son las más tradicionales. Y con razón: son económicas, aguantan bien el paso del tiempo y resisten un trato duro. Pero tienen una gran desventaja: el peso. Una silla de ruedas de acero puede resultar un lastre en el día a día. Son ideales para personas con movilidad muy reducida que no necesitan moverla por sí mismas o para usos hospitalarios o institucionales. Pero si el usuario quiere independencia, esta opción puede volverse un obstáculo.
Sillas de ruedas de aluminio: ligeras, versátiles, pero no indestructibles
Cuando se popularizaron las sillas de ruedas de aluminio, fue una revolución. Eran más ligeras que las de acero, más manejables y bastante más estéticas. Además, permiten configuraciones más personalizadas. Pero con el tiempo, se ha ido observando que el aluminio, aunque resistente, tiene cierta fatiga estructural cuando se somete a impactos o vibraciones continuas. Para uso urbano o deportivo, empieza a mostrar sus límites.
Sillas de ruedas de fibra de carbono: lo más ligero… y lo más frágil
Es extremadamente ligera y puede diseñarse con formas aerodinámicas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.. Aunque es muy rígida, la fibra de carbono no lleva bien los impactos. Ante un golpe seco, tiende a fisurarse o romperse, sin aviso. No es ideal para entornos urbanos con bordillos, escaleras o terrenos irregulares. Además, su precio puede ser disuasorio.
¿Qué aporta entonces una silla de ruedas de magnesio?
El magnesio es un metal que ha ganado popularidad en sectores como el automovilismo, la aeronáutica o incluso en bicicletas de alto rendimiento. Y no es casualidad. Las sillas de ruedas de magnesio están demostrando una combinación de cualidades que las hace especialmente atractivas:
- Son más ligeras que las de aluminio: sí, aunque suene extraño, una estructura de magnesio puede pesar incluso menos que una de aluminio de prestaciones similares.
- Resisten mejor los impactos que la fibra de carbono: esto es clave. El magnesio tiene una elasticidad natural que lo hace más tolerante a los golpes.
- Buena rigidez con menor densidad: permite diseñar sillas ultraligeras sin sacrificar estabilidad.
- Aptas para uso intensivo urbano y deportivo: no se rajan ni se doblan con facilidad.
- Estéticamente atractivas: muchos modelos tienen acabados modernos, incluso con colores anodizados que dan un toque más “tech”.
¿Silla de ruedas manual o eléctrica? El magnesio sirve para ambas
Una de las preguntas más frecuentes es si este tipo de sillas están limitadas a modelos manuales o si también existen sillas de ruedas eléctricas de magnesio. Y la respuesta es: existen ambas.
- Sillas de ruedas manuales de magnesio: muy demandadas por usuarios activos, especialmente en modelos ultraligeros plegables o rígidos. Son ideales para quien se impulsa solo o para quienes buscan una silla transportable con facilidad.
- Sillas de ruedas eléctricas con chasis de magnesio: menos comunes por ahora, pero cada vez más fabricantes están integrando este material en sus gamas más ligeras y sofisticadas. Permiten reducir peso y mejorar la autonomía al necesitar menos energía para mover una estructura más liviana.
¿Dónde se puede conseguir una silla de ruedas de magnesio?
Solo se venden en ortopedias especializadas. Y por una buena razón: hay que medir, ajustar y, en muchos casos, personalizar cada modelo según el usuario.
¿Son gratis? No. ¿Subvencionables? Sí.
En algunos casos, las personas vienen con la idea de que pueden conseguir una silla de ruedas gratis. Y aunque entiendo la confusión, hay que matizar: las sillas de ruedas de magnesio no se financian al 100% por la seguridad social. Sin embargo, sí que pueden estar subvencionadas parcialmente por el sistema público, mutuas o seguros privados. En cada comunidad autónoma hay normativas distintas, y las ayudas varían. Pero sí, en muchas ocasiones, una buena parte del coste puede estar cubierta.
¿Vale la pena invertir en una silla de ruedas de magnesio?
Si hablamos de una persona joven, activa, que necesita moverse con autonomía, que sube al coche sola o viaja con frecuencia, la diferencia se nota desde el primer día. Y no exagero. La reducción de peso se traduce en menos esfuerzo en hombros, menos lesiones, más agilidad y, en definitiva, más independencia.
Incluso para usuarios mayores o con movilidad reducida, el hecho de que sus cuidadores o familiares tengan que levantar menos peso es una gran ventaja. Una silla de ruedas de magnesio pesa, en promedio, entre 2 y 4 kg menos que una equivalente de aluminio. Parece poco, pero multiplica eso por cada día, cada trayecto, cada transferencia. Es una diferencia real.
Cuestiones a tener en cuenta:
“Son demasiado caras”: no son baratas, pero cuando se tiene en cuenta su durabilidad y el impacto positivo en la calidad de vida, la inversión está más que justificada. Además, como ya se dijo, pueden estar parcialmente subvencionadas.
“No se pueden reparar”: falso. El magnesio es más fácil de trabajar que la fibra de carbono. Se puede soldar y reparar en muchos casos, lo cual es una gran ventaja a largo plazo.
“No hay modelos eléctricos de magnesio”: incorrecto. Aunque todavía no son mayoría, ya existen modelos de silla de ruedas eléctrica ligera fabricada con magnesio, especialmente en gamas de alta tecnología.
“No están disponibles en mi ciudad”: probablemente sí. Aunque es cierto que no todas las ortopedias las tienen en stock, muchas pueden pedirlas directamente al fabricante o distribuidor nacional.
¿Qué tener en cuenta antes de comprar?
Antes de lanzarse a por una silla de ruedas de magnesio, recomiendo hacer una valoración profesional. Cada cuerpo es distinto, y no todos los modelos sirven para todos los usuarios. Es crucial tener en cuenta:
- Peso y talla del usuario
- Nivel de actividad
- Necesidades de transporte o plegado
- Terreno habitual (urbano, rural, mixto)
- Frecuencia de uso
- Posibilidad de ayuda técnica o asistencia pública
En la ortopedia, solemos hacer una ficha completa del usuario y ajustar el modelo a sus características personales. Y si es necesario, se puede probar el modelo en tienda o incluso hacer un test en casa.
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